El
ente amorfo e inmaterial que llamamos creatividad tiene una plasticidad tan
ilimitada como enigmática; esta cosa tan difícil de definir flota en el aire y
en realidad son pocos los que logran obtener el genio que ésta otorga y así
comenzar a ver el mundo con ojos distintos, con ojos de raro, de inadaptado, de
loco.
La
creatividad puede tomar muchas identidades y manifestaciones; ésta puede
materializarse como la licuadora de tu mamá o como la quinta de Beethoven, sin
embargo el truco siempre recae en la innovación y en la incesante búsqueda de
crear algo valioso, útil, bello, interesante y/o transgresor. Además, la
creatividad es la responsable del progreso, del avance y del mejoramiento
social y estético. Entiéndase que sin creatividad, o gente creativa, no existiría
nada: ni la rueda ni la cuchara ni el Sputnik .
Es
por eso que este blog está dedicado a esta cualidad tan desarticulada y difusa;
esta extraña cualidad que será analizada mediante dos personalidades de lo más
peculiares dentro de la música del siglo XX: Charlie Parker y Frank Zappa.
Estos dos personajes desbordaban creatividad y son perfectos para explicar cómo
es necesario no tener miedo a estar loco para lograr hacer cosas
trascendentales; después de todo, los locos siempre tienen algo de excepcional
y algo de inmortal.
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